martes, 31 de mayo de 2011

el diario de una ana

Jamas nadie podra entender lo que es mirarse en el espejo y ver un monstruo si no lo vive o lo ha vivido. Se que no estoy loca o, quizas si, un poco, tengo que asumirlo, pero, de ninguna manera hago esto porque estoy loca. Lo hago porque lo necesito. Lo hago por mi bien.
Soy una gorda que camina por la calle mirando su obesa figura en las vidrieras, siempre fue asi. Quizas deberia haberme encerrado en un sotano y no haber salido de ahi durante toda mi vida. Pero no lo hice. Elegi otro camino. El mas doloroso, el de salir a la calle, llena de miedos y complejos, demostrando que hasta la persona mas debil podia contra mi. Y lo peor de todo, llego una tarde cuando que decidi entrar en un ciber cafe. En ese lugar siempre habia atendido una mujer escualida y muy vieja, de unos 70 años. Pero ese dia, la vieja no estaba. Abri la puerta de cristal transparente y ante mis ojos se poso la figura de la que, para mi, era la persona mas perfecta del mundo. No paso mucho tiempo para que yo me enamorara perdidamente de el; una completa locura, sobretodo teniendo en cuenta que el era bellisimo y yo un hipopotamo que merecia ser mutilado. Sin embargo, siguiendo con mi desquisiamiento mental, me obsecione con el: Que jamas se fijo en mi, que me miraba como solo se puede mirar a un animal, que me hizo saber que era la gorda mas fea del mundo y que tenia que dejar de serlo.
Una tarde, fui hasta el ciber en el que el trabajaba, llegue y ahi estaba el, con sus hermosos ojos, su hermoso cuerpo y su hermosa voz, que era lo que mas me atormentaba: Cada vez que iba, me atendia con una voz llena del dulzura, de la cual no me podia despegar durante el resto de la semana. Estaba todo el dia recordandola.
Ese dia, su mirada me hizo darme cuenta del asco que el sentia hacia mi y hacia mi figura. Llegue a mi casa llorando y decidi no comer. No comer durante un dia, dos, tres o los que fueran necesarios para dejar de ser la gorda horrible que era. Pasaron tres dias sin comer, pero al llegar el cuarto no aguante mas. Me dolia la cabeza y no tenia ganas de nada, ni de dormir, ni de caminar, ni de nada. Por eso, decidi comer. Tenia pensado comer poco pero la ansiedad me vencio y comi como un cerdo. Pasaron unos pocos minutos, camine hasta el baño y todos esos alimentos que querian quedarse en mi estomago tuvieron que abandonar mi cuerpo para llegar a mi inodoro. Que doloroso es cuando tus dedos tocan tu garganta. Que satisfactorio ver que la balanza se mueve a tu favor....

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